Selección de productos y dispositivos recomendados para entrenar y rehabilitar el suelo pélvico.
Los masajeadores íntimos son un elemento de uso común en la rehabilitación del suelo pélvico y, habitualmente, trabajo con ellos en mi consulta. Por eso, he seleccionado los productos que mejor conozco y he querido explicar con detalle cómo y para qué utilizarlos.
Además de en mi clínica, también son un complemento a la rehabilitación, por lo que las pacientes los adquieren para seguir en casa con las técnicas aprendidas en la fase de recuperación con la especialista de suelo pélvico.
Recomiendo su uso para potenciar el efecto terapéutico obtenido con el tratamiento profesional, y así lograr un mayor progreso en la recuperación de lesiones del suelo pélvico.
Casi la mitad de las pacientes que sufren alguna lesión de suelo pélvico necesita estirar los músculos perineales y flexibilizar las paredes de la vagina.
La hipertonía del suelo pélvico, es decir, el aumento patológico del tono de los esfínteres, es una disfunción cada vez más habitual.
Este aumento del tono se suele producir en casos como:
La hipertonía del suelo pélvico hace que los músculos no sepan cómo relajarse y esto puede producir el estrechamiento del canal vaginal.
Los síntomas más frecuentes de esta disfunción de suelo pélvico son:
El tratamiento más recomendado para estas lesiones de suelo pélvico es el estiramiento manual, realizado por la especialista en uroginecología y, posteriormente, por la paciente en casa con la misma técnica aprendida.
El masaje perineal se realiza de forma manual o con el uso de un masajeador íntimo. Los dilatadores, previamente lubricados, se introducen en la vagina y se realizan suaves estiramientos en los puntos gatillo (los de máxima tensión).
Primero se masajean los músculos con dilatadores de tamaño más pequeño, y después con los más grandes. Es una forma muy cómoda de realizar el masaje perineal y nos permite progresar y aumentar el tamaño del masajeador.
Son uno de los dispositivos más recomendados por los ginecólogos, su uso es sencillo y resultan económicos si tenemos en cuenta que son duraderos.
Los dilatadores vaginales se recomiendan para aliviar los síntomas de dispareunia, vaginismo, hipertonía de suelo pélvico, estenosis vaginal (estrechamiento del canal de la vagina). Los hay de varios tamaños para así estirar las paredes de la vagina de manera progresiva, empezando con los más pequeños y con el tiempo pasando a los más grandes.
Su uso es muy sencillo: el dilatador vaginal debe de usarse con un lubricante de base agua para facilitar su inserción en la vagina. Antes de su introducción se recomienda aplicar calor en la zona perineal (una toalla caliente, ducha con agua caliente) para relajar los músculos.
A continuación, se introduce cuidadosamente el dilatador más pequeño en la vagina. Si al introducirlo hay dolor, entonces aplicamos más lubricante.
Una vez introducido el dilatador en la vagina, se realizan suaves movimientos de vaivén durante unos 15 minutos.
Mientras estiramos los tejidos intentamos relajar los esfínteres y realizamos las respiraciones profundas, todo lo que nos permita aflojar más la zona.
En la siguiente sesión con los dilatadores usaríamos el dispositivo de mayor tamaño.
Los masajeadores, como por ejemplo el de la marca Intimina (masajeador Raya), sirven exclusivamente para relajar los músculos, mejorar la circulación local en el periné y masajear la vagina, en caso de sufrir una hipertonía de suelo pélvico. Los masajeadores tienen forma del pene, son de silicona médica, así que su introducción suele ser más fácil que de los dilatadores vaginales.
Además, el masajeador de Intimina emite vibraciones suaves, que permite masajear los tejidos en la zona externa e interna. Es ideal para relajar los músculos contracturados, aliviar el ardor, picor, hipertonía, dolor localizado en la vagina y en la entrada de la vagina.
Hay tres modos de vibración con diferente intensidad que permite adaptar la fuerza de la relajación muscular, según necesidad y estado de ánimo.
Igual que con los dilatadores vaginales, los masajeadores se introducen con un lubricante de base de agua. Una vez introducido, se pulsa el botón del encendido para que emita las vibraciones. Se pueden realizar los movimientos de vaivén, circulares, o estiramientos de los puntos gatillo (los más dolorosos).