Los genitales son una de las áreas más sensibles en el cuerpo de cualquier persona, ya sea hombre o mujer, por lo que sentir dolor en ellos es algo muy molesto e incómodo. En el caso de las mujeres, el llamado dolor vaginal se suele extender desde la zona del pubis hasta el ano o bien se localiza únicamente en el hiato vaginal, en el área de la vulva.
Cuando las molestias se prolongan y duran más de 6 meses, este dolor se define como crónico y el tratamiento a aplicar será irremediablemente más duradero y con efectos a medio o largo plazo, por lo que es aconsejable acudir a un especialista a los primeros síntomas de dolor de vagina. Podemos consultar al ginecólogo en caso de notar cualquier molestia que nos preocupe y así descartar procesos inflamatorios, infecciones o un problema de los órganos internos.
Los tratamientos son muy diversos y generalmente personalizados en función de cada caso. En muchos de ellos interviene la fisioterapia ginecológica, pues existen múltiples estudios que han demostrado que la fisioterapia especializada en el ámbito ginecológico mejora la calidad de vida de mujeres con dolor e inflamación vaginal y disminuye significativamente los síntomas relacionados con esta disfunción.
En este artículo, te explicaré cuáles son las causas principales del dolor vaginal y qué disfunciones del suelo pélvico podrían provocarlo.
Causas del dolor e inflamación vaginal
Endometriosis
Es la causa principal del dolor en la zona de la pelvis, debido a la inflamación de los tejidos pélvico-abdominales. Los nódulos de tejido endometrial se sitúan en áreas muy inervadas, como la zona entre el útero y el hueso sacro o la zona rectovaginal. Aparecen adherencias y obturación de los nervios pélvicos, responsables del dolor, como ya repasamos en el artículo dedicado en exclusiva a esta dolencia.
El dolor en la endometriosis se localiza en la pelvis profunda, principalmente en el vientre bajo, zona de los ovarios y desciende hacia las ingles y la vagina.
Vulvodinia
Es la molestia crónica vulvar, apreciada como quemazón, pinchazos en las ingles y en la vulva. No se aprecian lesiones visibles, ni disfunciones neurológicas.
El dolor puede ocurrir de forma espontánea o crónica. En el primer caso, las molestias aparecen durante las relaciones sexuales, en las revisiones ginecológicas, durante la higiene diaria, con el roce con la ropa ajustada o simplemente al sentarse.
Las causas de la vulvodinia pueden ser una lesión obstétrica, como por ejemplo, un desgarro de la vulva que se ha producido en el parto o una lesión quirúrgica. Las infecciones por hongos, cistitis, o infecciones urinarias frecuentes también podrían aumentar el riesgo de sufrir dolor vulvar.
Un episodio traumático en la vida, como por ejemplo pérdida del empleo, un divorcio, infidelidad, muerte de un ser querido… puede llegar a somatizarse y provocar dolor en las zonas más sensibles del cuerpo femenino como lo es la zona vaginal.
Vaginismo
Es una hipertonía de la musculatura superficial y en algunos casos también de la musculatura profunda del suelo pélvico. El dolor aparece en el momento de la penetración, durante las relaciones sexuales, incluso haciéndolas totalmente imposibles. Las molestias se aprecian también en cualquier tacto vaginal, como por ejemplo higiene diaria o revisiones ginecológicas.
El dolor se localiza en la entrada de la vagina o en la entrada y en todo el recorrido de la vagina. Las pacientes suelen notar ardor, tensión muscular en la pelvis, picor, sensación de peso…
Hay dos tipos de vaginismo: primario, cuando la mujer nunca ha podido mantener las relaciones sexuales; y secundario, cuando alguna experiencia traumática provocó un espasmo muscular del suelo pélvico. En este artículo publicado anteriormente puedes encontrar más información sobre el vaginismo.
Cistitis intersticial
Es una condición que causa dolor en la vejiga, vientre bajo, irradia hasta las ingles y la zona uretro-vaginal. La causa más común de una cistitis intersticial son las infecciones urinarias frecuentes, irritación vesical. Tras pasar por una infección, la vejiga se distiende y puede ocasionar el aumento de la frecuencia miccional, sensación de ardor en la vejiga, sensación de necesidad de ir al baño constantemente…
La inflamación de la pared de la vejiga hace que ésta no pueda trabajar correctamente, genera dolor pélvico crónico, dolor cuando la vejiga está llena y alivio cuando está vacía. Aparte del dolor, la musculatura del suelo pélvico se debilita ya que está expuesta a mayor carga de trabajo para poder retener orina y sostener mayor peso que ejerce la vejiga.
Para hacer frente a esta disfunción, se debe combinar fisioterapia del suelo pélvico, cambios de hábitos posturales, y modificación de la dieta. Los tres aspectos son fundamentales para mejorar la calidad de vida.
Prolapso genital
Significa que hay presencia de un descenso de los órganos internos respecto a su ubicación fisiológica.
Hay varios tipos de prolapsos, dependiendo del tipo de órgano que haya bajado: prolapso uterino, de la vejiga, del recto o de las asas intestinales.
Las pacientes suelen tener la sensación de peso, bulto en la vagina, sensación de vaciado incompleto, pérdidas de orina o de gases, infecciones urinarias frecuentes, dolor durante las relaciones sexuales, dolor púbico o perineal. Encuentra más información sobre el prolapso uterino.
¿Cómo tratar y aliviar el dolor de vagina?
En prácticamente todas las disfunciones que provocan dolor vaginal, la mayor causa es la hiperactividad de la musculatura superficial y profunda del suelo pélvico. En el tratamiento es fundamental relajar zona la zona perineal, el suelo pélvico, la zona lumbar y la musculatura superficial de la pelvis, ya que tiene estrecha relación con los síntomas de la lesión.
Estiramientos para aliviar el dolor vaginal
En muchos casos, las pacientes presentan tensión no sólo de la musculatura interna de la pelvis sino también de toda la región lumbo-pélvica. Con estos estiramientos ayudarás a bajar la tensión de dichos grupos musculares y aliviar el dolor de vagina.
Estiramiento de la zona sacro-lumbar
Túmbate boca abajo en la pelota grande fitball, apoya en el suelo los antebrazos y los pies. Procura estirar las piernas y bajar el tronco (apoyar la cabeza sobre las manos). Notarás como el peso de las piernas y el peso de la cabeza estira toda la zona lumbar y la región del hueso sacro. Permanece en esta posición 3 minutos respirando profundamente. Después, levántate lentamente y repítelo una vez más.
Estiramiento de la zona perineal y aductores
Siéntate en la pelota fitball y separa los pies y las rodillas más que la anchura de las caderas. Camina con los pies (3-4 pasos) hacia adelante dejando la pelvis casi fuera de la pelota. Notarás que, al bajar las caderas, tus rodillas se abren más. En esta posición notamos un estiramiento fuerte en la cara interna de las piernas (aductores) y en la región perineal. Respira profundamente, y al inspirar lleva el aire hacia la caja torácica, mientras que al soltar el aire empuja con las manos las rodillas hacia fuera, provocando mayor estiramiento. Permanece en esta posición 3 minutos.
Estiramiento del periné y las ingles
En la posición de rodillas, lleva una pierna hacia el lateral manteniendo la rodilla flexionada. Apoya una mano en el balón para mantener el equilibrio. Coge aire profundamente y al soltarlo lleva el peso de tu cuerpo hacia el lateral (hacia la pierna que has abierto). Notarás un estiramiento fuerte en la cara interna de ambas piernas, en las ingles y en el suelo pélvico. Repítelo 10 veces por cada pierna.
Ahora que ya sabes cómo aliviar el dolor vaginal, puedes pedir cita y empezar con éstos.
Técnicas más recomendadas para aliviar el dolor vaginal
En la consulta también se realizan muchos tratamientos para aliviar el dolor de vagina, bajar la tensión de la musculatura pélvica y mejorar el estado del periné.
Las técnicas más recomendadas son:
- Termoterapia superficial con calor: Se aplican compresas de calor, fango, cremas con efecto de calor, lámparas de infrarrojos en las zonas externas, como las lumbares, la región del sacro, las ingles, el pubis o los glúteos. Las temperaturas altas calman dolor y sensación de tensión. Es importante descartar previamente cualquier inflamación en la región pélvica ya que el calor podría aumentarla.
- Técnicas miofasciales perineales: Como por ejemplo, masaje perineal, que se enseña en la consulta y después la paciente lo puede repetir en casa diariamente. El objetivo del masaje es flexibilizar las cicatrices perineales si existen y reducir la tensión de las paredes de la vagina.
- Electroterapia interna antiálgica: Electroestimulación vaginal con sondas vaginales y con los programas de relajación muscular.
- Dilatadores vaginales: Se utilizan para realizar estiramiento interno de las paredes de la vagina, para mejorar su propiocepción y relajación para la penetración. Lo más recomendable es utilizar un lubricante de base agua y ácido hialurónico para este tipo de tratamiento. Facilitará la introducción del dilatador y reducirá la sensación de presión y molestia.
- Masaje lumbar: Bajando la tensión de la musculatura lumbar y de toda la parte posterior de la pelvis se mejora del dolor en la región perineal.
- Técnicas del bombeo del sacro: Se ejerce la presión sobre el hueso sacro en dirección hacia los pies de la paciente, coordinándola con la respiración. Tras este tratamiento, se nota una gran descompresión del sacro y de la columna y alivio en tensión muscular.
Si tienes alguna duda de estos tratamientos, ponte en contacto y estaré encantada de atenderte.
Antes de empezar con el tratamiento para el dolor vaginal
Antes de comenzar el entrenamiento en casa o los tratamientos en la consulta, es necesario realizar una previa valoración del estado de suelo pélvico para determinar el tipo de la disfunción y el tipo de terapia más adecuada para cada caso. En ella podemos revisar el grado de impacto en el estado del periné que ha podido tener el parto y los traumatismos que suceden durante este, como por ejemplo una episiotomía, desgarro perineal, el uso de algún instrumental o los pujos en apnea.
Es imprescindible practicar el ejercicio adecuado en el embarazo para evitar en la mayor medida el dolor vaginal y preparar el periné para el momento del parto. En esta preparación lo fundamental es tonificar el suelo pélvico para evitar posibles lesiones, realizar el masaje perineal a partir de la semana 33 del embarazo, estirar el suelo pélvico con el aparato Epi-No a partir de la semana 37 y practicar la respiración y los pujos fisiológicos que sean menos dañinos para la madre.