El parto es el momento cumbre del embarazo. Durante nueve meses hemos superado cambios físicos y hormonales, atravesado varios estados anímicos y preparado nuestro suelo pélvico mediante ejercicios especializados para fortalecer y flexibilizar el conjunto de músculos que intervienen en esta fase expulsiva.
El entrenamiento más habitual es el Pilates para embarazadas combinado con otros tratamientos específicos como puede ser el masaje perineal. En esta ocasión, repasamos de manera individualizada las posturas y movimientos directamente relacionados con la dilatación y el parto vaginal y que facilitan la movilidad de la pelvis.
El parto: La dilatación y sus fases
La primera fase del parto es la dilatación. Comienza con la rotura del saco amniótico, comúnmente conocido como ‘romper aguas’, y con la expulsión del líquido amniótico a través de la vagina. Notamos las primeras contracciones, al principio muy suaves y después más intensas. El objetivo de las contracciones es la dilatación completa del cuello uterino.
Las mujeres que son primíparas (primer parto) suelen pasar por esta fase durante más tiempo, desde 8 hasta 18 horas, y las multíparas, entre 5 y 12 horas.
Durante la primera fase del parto, el feto desciende y se encaja en la pelvis. Es muy importante que la mujer tenga la libertad de movimientos para afrontar la sensación dolorosa, reducir la necesidad de analgesia epidural y adoptar posturas verticales que permiten (por la gravedad) el descenso del feto en menos tiempo.
La dilatación durante el parto se subdivide en tres fases:
- Parto Latente (contracciones cada 20 min y poco intensas; se dilata entre 3-4 cm).
- Transición (contracciones más regulares, cada 5 min y más intensas. Dilatación entre 4 y 6 cm).
- Parto Activo (contracciones muy intensas, ganas de empujar, dilatación entre 7 y 10 cm). En esta fase se suele aplicar la epidural en el caso de que la mujer no lo solicite antes.
¿Cómo se mueve la pelvis durante la dilatación del parto?
El hueso sacro bascula hacia atrás. Este movimiento se conoce como contranutación. La parte superior del saco se abre (se aleja del pubis) y el coxis se acerca a la rama pubiana.
- Es un movimiento importante al inicio de la dilatación (en la fase de encajamiento), ya que se amplía el estrecho superior y permite que la cabeza del feto se encaje en la pelvis.
- La relajación de la musculatura de espalda, del suelo pélvico y de los glúteos permiten la contranutación.
- Evitar el apoyo en la parte alta del sacro.
- Aplicar el calor y masaje en la parte baja de la espalda.
- Movimientos de la pelvis (pelvis libre).
Posturas y movimientos que facilitan la dilatación (la primera fase del parto)
- Sentada en el balón grande: bascular la pelvis hacia delante y hacia atrás, movimientos laterales o circulares, dibujar un ‘ocho’.
Efecto: Los movimientos de la pelvis sobre el balón relajan la musculatura de la espalda, los músculos del suelo pélvico y los glúteos (esta relajación permite la contranutación del sacro). El movimiento circular y el ocho hacen que el feto se encaje y alinee bien en la pelvis. Estar sentada sobre la pelota evita edemas en la región de la vulva.
Permanecer con la pelvis quieta hace que la musculatura de la espalda se contraiga y el sacro se quede en nutación, es decir, en lugar de abrirse, se cierra.
- A cuatro patas con la rotación externa del fémur: en esta posición las caderas están flexionadas y en rotación externa. Podemos apoyar las manos en la cama/suelo o apoyar toda la parte superior del tronco en un balón grande.
Efecto: Permite la apertura de la parte superior de la pelvis. El sacro, en su parte alta se abre y los huesos ilíacos se alejan.
- De pie, con inclinación del tronco: las piernas están separadas, caderas ligeramente dobladas y el tronco inclinado hacia delante (apoyarse sobre la pared, una barra alta, una persona).
Efecto: Esta posición alivia el dolor sacrolumbar, la fuerza de la gravedad dirige el feto hacia el canal del parto y la mujer tiene libertad de movimientos (puede controlar el parto ella misma).
La segunda fase del parto: el expulsivo
Esta etapa del parto es la más crítica, tanto para la madre como para el feto. Es el momento de máxima exigencia física materna y es una etapa donde pueden producirse cambios en oxigenación del feto. Es muy importante que nos preparemos físicamente para el momento del parto, ya que esta fase exige de nosotras buena forma física.
Las fuerzas expulsivas dependen de las contracciones del útero, de la musculatura abdominal y el diafragma. El trabajo de los músculos abdominales y del diafragma aumenta la presión intraabdominal y permite los pujos. Cuanto más fuertes y tonificados estén, los pujos y movimientos expulsivos más eficaces serán.
¿Cómo se mueve la pelvis durante el expulsivo?
Durante la segunda fase del parto deberíamos permitir la nutación del sacro: el movimiento cuando la parte superior del sacro bascula hacia delante y el coxis se abre (se aleja del pubis).
La nutación sacra es un movimiento muy importante en el expulsivo, ya que amplía el perímetro del estrecho inferior de la pelvis. Esto reduce la necesidad de utilizar el instrumental, de realizar una episiotomía y también reduce el riesgo de desgarros.
Posturas que facilitan el expulsivo
- Tumbada boca arriba con flexión y rotación interna del fémur: El tronco está acostado, las piernas colocadas sobre los estribos con una fuerte flexión de los muslos y rotación interna de las caderas. La parte final del sacro debería estar libre (no apoyado en la mesa).
Efecto: La rotación interna de las caderas permite la apertura del estrecho inferior de la pelvis.
En caso de la analgesia epidural, las matronas pueden colocar las piernas en la rotación interna.
- Acostada de lado con asimetría de piernas: el tronco está acostado de lado, la pierna de encima está flexionada, el pie elevado y apoyado sobre un soporte. La pierna de abajo está estirada.
Efecto: En esta posición el sacro tiene libertad de movimiento por la rotación interna de cadera y el estrecho inferior de la pelvis se abre.
- En cuatro patas con rotación interna de caderas: los isquiones se alejan y la parte inferior de la pelvis se abre.
Efecto: La musculatura alrededor del sacro, el suelo pélvico, la parte baja de espalda se relajan, el estrecho inferior de la pelvis se ensancha y permite la salida del feto.
Existen también técnicas naturales que ayudan a aliviar el dolor durante el parto vaginal. Las mujeres que no quieren parir con la analgesia epidural pueden experimentar las siguientes técnicas:
- Libertad de movimiento: poder moverse durante todo el parto ayuda a afrontar el dolor, transmite la sensación de tener el control del parto. La adopción de diferentes posturas aumentan la sensación de comodidad en la mujer y reducen el tiempo del parto.
- Acompañamiento: la cercanía de la pareja o algún familiar favorece a la correcta progresión, reduce el estrés, el dolor y los miedos. Es importante a que la pareja asiste a las clases de preparación al parto y conozca las técnicas que se realizarán.
- Masaje: masajear suavemente la zona del sacro, la parte baja de la espalda alivia el dolor de las contracciones, relaja la musculatura, por lo tanto permite la apertura de la pelvis. Las mujeres se sienten cuidadas y tienen menos ansiedad.
A todas mis pacientes embarazadas recomiendo practicar los ejercicios que facilitan la dilatación en las últimas semanas de la gestación. La práctica diaria es importante ya que en el momento del parto aplicar estos movimientos tiene que ser algo automático y natural.
Para mejorar la flexibilidad del suelo pélvico y el periné y evitar desgarros o episiotomías en el expulsivo recomiendo realizar un par de sesiones con el aparato Epi-No. Podemos empezar al cumplir la semana 34 del emabrazo y al no haber empezado la dilatación del cuello del útero.
El uso del Epi No se basa en colocar la sonda (globo) en la vagina con una previa hidratación del dispositivo con un lubricante a base de agua. Una vez colocada la sonda, la paciente empieza a hincharla con un mango de presión hasta notar un suave estiramiento dentro de la vagina. En continuación se realizan las respiraciones específicas que nos permiten a relajar el suelo pélvico. Tras cumplir la semana 38 de la gestación, a este estiramiento añadimos el aprendizaje de los pujos que se van a realizar en el expulsivo.
Y recuerda que, después del parto y aunque todo haya salido a la perfección, es necesario realizar una nueva valoración del estado de la musculatura del suelo pélvico, para descartar lesiones y entender cómo recuperar el estado físico del suelo pélvico tras el embarazo.