Practicar ejercicio físico durante el embarazo no es una cuestión opcional. Múltiples estudios científicos demuestran que para obtener el estado de salud óptimo durante la gestación es necesario practicar deporte con regularidad, e incluso con cierta intensidad.
Al mismo tiempo, también sabemos que el embarazo produce cambios fisiológicos y anatómicos en la mujer y que, especialmente el inicio de la práctica de ejercicio, requiere supervisión profesional para conseguir la máxima seguridad posible.
Existen situaciones en las que una mujer embarazada debe esperar con el deporte o adaptar ciertos ejercicios para no perjudicar el desarrollo del bebé y a su propia salud. Para ello, las revisiones con el ginecólogo/a en esas primeras semanas son el momento adecuado para informarse de los siguientes aspectos:
Preguntas al ginecólogo durante las revisiones del embarazo
1. Colocación de la placenta
Una de las contraindicaciones para la práctica del ejercicio durante el embarazo es la placenta baja o placenta previa.
Su colocación es diferente en cada mujer y puede ser en la cara anterior del útero, en la cara lateral izquierda o derecha, en la cara posterior o en la parte baja.
Es habitual que en las primeras semanas del embarazo la placenta se coloque en la parte baja del útero y que poco a poco se vaya expandiendo y subiendo.
Las mujeres que a partir de la semana 12 de embarazo siguen teniendo placenta baja deben de esperar con el ejercicio físico. Especialmente en casos cuando la placenta cubre el cuello del útero, el ejercicio físico puede causar sangrado vaginal y puede ser muy perjudicial.
Por mi experiencia diaria con pacientes embarazadas, los informes ginecológicos no siempre indican la colocación de la placenta, por lo que si no sabes qué preguntar al ginecólogo cuando estás embarazada, es aconsejable consultar esto con tu ginecólogo y revisar que esta información se incluya en los informes.
2. Longitud del cuello del útero
Otra de las preguntas al ginecólogo en el embarazo clave está relacionada con la longitud del cuello del útero.
El cuello uterino (cérvix) separa el canal vaginal del útero. Dentro del cérvix está el tapón mucoso, que forma una barrera mecánica frente a las bacterias e infecciones que podrían afectar al feto.
La longitud anatómica del cérvix puede ser diferente en cada mujer. La medida normal del cuello uterino es entre 3 y 4 cm, aunque hay muchas mujeres con el cérvix de 4,5 o incluso 5 cm.
La función del cuello uterino en el embarazo es mantener la gestación y evitar el riesgo prematuro. Cuando el parto se inicia, el cérvix se borra (se acorta) y después dilata hasta 10 cm (de diámetro).
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Si una mujer embarazada tiene el cuello uterino de menos de 2 cm y aún no ha cumplido la semana 37, debe evitar el ejercicio físico ya que existiría un riesgo muy alto de tener un parto prematuro.
El acortamiento del cuello uterino antes de la semana 37 requiere estar en reposo y recibir un tratamiento con progesterona.
Por tanto, es importante llevar un control habitual de la longitud del cuello del útero y conocer qué implicaciones tienen los valores que alcanza y si ello provoca alguna contraindicación con la rutina de ejercicios.
3. Cantidad del líquido amniótico
Por norma general, en cada revisión ginecológica se mide la cantidad de líquido amniótico. A lo largo del embarazo su cantidad debe ir aumentando y debe de estar siempre dentro de los límites normales.
Las mujeres con la cantidad de líquido amniótico normal, pueden realizar el ejercicio físico sin ningún riesgo.
Las que tienen poca cantidad de líquido amniótico respecto a la semana de embarazo en la que estén, recibirán las pautas y el tratamiento adecuado. Normalmente, deben estar en reposo relativo y reducir sus actividades físicas a sólo paseos.
Las mujeres con la cantidad de líquido amniótico excesiva (polihidramnios) deben consultar qué tipo de ejercicio físico está contraindicado.
Una de las causas del aumento de la cantidad del líquido amniótico es la diabetes gestacional. Las mujeres embarazadas con diabetes deben realizar ejercicio de forma regular, pero al mismo tiempo estar bajo control ginecológico y fisioterapéutico para poder adaptar la actividad y reducir el riesgo del parto prematuro. Por lo que es muy importante que incluyas esta pregunta al ginecólogo en el embarazo si de verdad quieres realizar ejercicio.
¿Cómo y cuándo empiezo con el ejercicio físico si estoy embarazada?
Todas las mujeres embarazadas, antes de iniciar la práctica del ejercicio físico, deben consultar previamente lo arriba indicado con su ginecólogo y, después, acudir a una fisioterapeuta especialista en suelo pélvico para determinar el plan de embarazo activo.
En nuestra clínica revisamos los informes de las ecografías y realizamos un estudio de la musculatura abdominal, valorando el estado de tu suelo pélvico y a base de esta información preparamos un programa de entrenamientos adecuado. Los ejercicios y la intensidad del deporte se deben adaptar a cada trimestre y a cada mujer.
No busques protocolos generales que se puedan aplicar a todas las embarazadas. No los hay que te vayan a encajar al 100%, porque cada cuerpo y cada embarazo es totalmente diferente. Una buena preparación al parto requiere la personalización de los entrenamientos.
Todas las mujeres que los seis meses previos al embarazo han practicado ejercicio de forma regular y durante el primer trimestre no tienen ninguna contraindicación médica para ello, pueden seguir haciendo ejercicio desde las primeras semanas de la gestación.
Las mujeres que antes del embarazo eran más bien inactivas o apenas han realizado actividad, deberían esperar hasta la semana 12 con el inicio del deporte.
Recuerda que, para que el embarazo sea saludable, debes sumar mínimo 150 minutos por semana de actividad física y realizar el ejercicio adaptado a nuestro estado.
Espero haberte ayudado con este post sobre qué preguntar al ginecólogo cuando estás embarazada. Si tienes alguna otra duda ¡Ponte en contacto!